Reflexiones para tí.

Josué

El Señor le dijo a Moisés: “Toma a Josué hijo de Nun, que es un hombre de gran espíritu. Pon tus manos sobre él”. Números 27:18.

La historia de Josué es fascinante, y es una profunda fuente de ejemplos para todos nosotros hoy. La tarea que Dios le dio era enorme. Seguir los pasos de Moisés era una tarea más que gigantesca. Él había sido el libertador, y el referente de todos los israelitas durante toda la peregrinación en el desierto. ¿Y Josué? Bien, Josué era el “muchacho de los mandados” del líder. Es verdad que lo acompañó en el monte Sinaí y que fue quien guió al ejército mientras Moisés estaba arriba del monte, con los brazos extendidos hacia el cielo. De cualquier manera, ¿de quién te acuerdas en el Sinaí? ¿Y en la batalla contra Amalec?

En el momento de la muerte del gran líder, la tradición humana hubiera llamado a su hijo mayor (Gersón) para que continuara la tarea de guiar al pueblo. Pero. Dios tenía a su elegido.

La aparición de Josué en el relato bíblico es “por la puerta de atrás”. Me podrás decir que era uno de los doce espías que Moisés envió a reconocer la tierra, y que era un príncipe de Israel. Es verdad, pero era uno de los cientos que el pueblo tenía. Sin embargo, hay un detalle: el mismo Moisés le cambia el nombre: de Oseas pasa a ser Josué, que significa “Dios es el que salva”. ¿Qué vio Moisés en Josué?

No lo sabemos, pero en cuarenta días el casi anónimo príncipe de la tribu de Efraín demostrará que había espíritu en él. Junto con Caleb (otro gigante), se enfrentarán a los otros espías, al pueblo, al miedo, a la falta de fe. A partir de ese momento, cada vez que el relato bíblico lo señale será de una manera positiva. Él guía al pueblo hacia la entrada de la Tierra Prometida, reparte la tierra entre las tribus, guía a Israel en sus conquistas territoriales.

Hay momentos en los que podrás elegir actuar como Josué. Contra todos y contra todo, pero del lado del Señor. Por absurdo y difícil que pueda parecer, es el lugar correcto. Hay momentos en los que te sentirás como Josué, delante de una tarea que te sobrepasa. Recuerda: como Josué, tú tienes la promesa divina de la victoria.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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