Reflexiones para tí.

Un Dios soberano-II

¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado. Lamentaciones 3:39.

En el juego entre la libertad humana y el deseo de Dios de salvarnos, Dios mantiene su soberanía permitiendo (no provocando) el mal y el dolor, de tal manera que podemos hablar de una voluntad permisiva (o encauzadora) de Dios y una voluntad IDEAL de Dios; es decir, lo que Dios PERMITE que nos suceda, aunque le disguste nuestro sufrimiento, versus lo que Dios quisiera en su fuero íntimo para nosotros, que solo es el bien y la felicidad: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jer. 29:11).

Teniendo estos factores en cuenta, te propongo la siguiente interpretación para los textos que estamos considerando: cuando dice que “de la boca del Altísimo… sale lo malo y lo bueno” (vers. 38), no se refiere al bien y el mal morales, sino al bien y el mal como circunstancias; es decir, Dios nunca es el responsable del mal moral que hay en el mundo, sino nuestras propias decisiones equivocadas bajo la instigación de Satanás. Pero, en relación con las circunstancias buenas o malas que nos suceden (todo lo que nos alegra o nos hace sufrir), Dios las permite por causa de un plan basado en su sabiduría y en su amor infinitos, que nunca llegaremos a entenderlo hasta que estemos en la eternidad.

Por esa razón, nuestro texto termina preguntando: “¿Por qué se lamenta el hombre viviente?” (vers. 39). Es decir, si todo lo que sucede está “ordenado” (léase, permitido y encauzado) por Dios para nuestro bien, no hay nada de lo cual lamentarse: todo es una bendición disfrazada; todo es “bueno” para nosotros; todo encierra un “bien” circunstancial.

Solo hay una cosa que es “mala”, y de la cual sí hay que lamentarse: “Laméntese el hombre en su pecado”. De lo que sí hay que lamentarse es del mal moral.

Dios es el soberano. Él está al mando del universo, controla todo lo que sucede, encauza para nuestro bien las circunstancias más duras, y ten por cierto que si algo doloroso sucede, por terrible que sea, forma parte de un plan maravilloso de parte del Rey del universo para restablecer la paz y la armonía definitivas en el cosmos y en tu vida.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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